24 de agosto de 2011

Siguiendo al Man de Camelle

En 1962 llegó a Camelle Manfred Gnädinger, llevaba traje y corbata, y solía asistir a misa.


Al cabo de unos años había cambiado el traje por un taparrabos que llevaría hasta el fin de sus días y se trasladó a un pedazo de tierra al lado del puerto.


"He venido aquí y he construido esto para crear mi propio mundo. Estaba buscando un lugar para estar solo", decía.


Se convirtió en un ermitaño, y construyó un jardín de esculturas que fue una popular atracción turística, le llamaron el Museo del alemán.



Pedía a los visitantes que le hicieran un dibujo, decía que era una forma de relacionarse ya que en cada papel quedaba el alma de cada uno, luego construiría un rascacielos con todos ellos.


Su jardín fue dañado enormemente por el derrame de petróleo que golpeó la costa en 2002, y pocos meses después fue encontrado muerto en su cabaña.


Los lugareños dicen que el hombre murió de tristeza al ver que el petróleo revistía sus esculturas, hechas de piedras, trozos de madera, esqueletos de animales y otros elementos arrojados por el mar.


No se si es su espíritu que sigue merodeando por esos lugares pero todos los que por allí estuvimos tenemos la sensación de que este lugar nos llamaba y nos invitaba a quedarnos para siempre...

1 comentario:

Flo(w Motion) dijo...

sin duda un hombre y un lugra para conocer! gracias por compartir esta historia ( y fotos claro ;-)